Zaqueo es una figura fascinante en el Nuevo Testamento, y su historia, relatada en el Evangelio de Lucas 19: 1-10, nos ofrece una profunda enseñanza sobre la gracia, el arrepentimiento y la transformación personal.
¿Quién era Zaqueo?
Zaqueo era un publicano, específicamente un jefe de los recaudadores de impuestos en Jericó. Los publicanos eran judíos que trabajaban para el Imperio Romano, cobrando impuestos a sus compatriotas.
Debido a su colaboración con los romanos y a las prácticas corruptas asociadas con su trabajo, los publicanos eran generalmente despreciados y considerados pecadores. Zaqueo, como jefe de los publicanos, era particularmente rico, lo que sugiere que se había beneficiado de la explotación de su pueblo.
La Conversión de Zaqueo
Cuando Jesús pasaba por Jericó, Zaqueo, siendo de baja estatura, subió a un árbol sicómoro para poder verlo. Esto ya muestra un deseo profundo de Zaqueo por encontrarse con Jesús, a pesar de su posición y de la desaprobación social que le rodeaba.
Jesús, al verlo, le dice que baje del árbol porque desea hospedarse en su casa. Este gesto es sorprendente porque Jesús se acerca a un hombre que era considerado pecador por todos.
La reacción de Zaqueo ante la invitación de Jesús es de alegría y prontitud. Además, su conversión se manifiesta en acciones concretas: promete dar la mitad de sus bienes a los pobres y devolver cuatro veces lo que haya defraudado a cualquiera. Este compromiso demuestra un arrepentimiento genuino y una transformación radical en su vida.