Tanto Judas como Pedro se sintieron muy mal por lo que hicieron. Pero después de pecar, sus reacciones fueron muy diferentes.
Judas se ahorcó, en tanto que Pedro (junto a los demás apóstoles) ayudó a fundar la Iglesia del Nuevo Testamento con vehemencia. Claramente, la reacción que Dios espera de nosotros es la que Pedro ejemplificó. Pedro recordó que el ministerio de Jesús se trataba de llamar a pecadores al arrepentimiento.