
Pablo: No te canses de hacer el bien
En la vida cristiana, hay momentos en los que hacer el bien puede sentirse pesado. Quizás has ayudado a otros, has sido paciente con los difíciles, y has amado a quienes te han hecho daño, pero te preguntas: ¿Vale la pena?.
La respuesta está en la Palabra de Dios: «No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos» (Gálatas 6: 9).
Hacer el bien refleja el corazón de Dios
Dios nos ha llamado a ser luz en el mundo, y esa luz se manifiesta en actos de bondad, misericordia y amor. Cuando hacemos el bien, mostramos el carácter de Cristo a quienes nos rodean. Nuestro trabajo no es en vano porque plantamos semillas que Dios hará crecer en el momento adecuado.
La recompensa viene de Dios
Muchas veces, el bien que hacemos no es reconocido por las personas, y eso puede desanimarnos. Pero debemos recordar que nuestro servicio es para el Señor. Él ve cada sacrificio, cada esfuerzo y cada acto de amor que damos, aunque nadie más lo note. Nuestra recompensa no depende de los hombres, sino de Dios, quien es justo y fiel.
No te rindas, la cosecha está cerca
Puede ser que no veas los frutos de tu esfuerzo inmediatamente, pero Gálatas 6: 9 nos asegura que habrá una cosecha. Dios nunca deja un acto de bondad sin respuesta.
A veces, los resultados se ven en esta vida, y otras, se revelarán en la eternidad, pero cada semilla de bondad producirá fruto.
Hacer el bien transforma corazones
Tu bondad puede ser el mensaje de esperanza que alguien necesita. Tal vez una sonrisa, una palabra de ánimo o un gesto sencillo sea lo que lleve a alguien a acercarse a Dios. Nunca subestimes el impacto de tus buenas acciones. Dios las usa para obrar en la vida de otros.