La frase «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hechos 20:35) es una enseñanza profunda de Jesús que nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado de la generosidad.
El gozo de dar
El mundo nos enseña que la felicidad proviene de acumular riquezas, éxito y posesiones. Sin embargo, la Biblia nos muestra un camino diferente: el gozo genuino no se encuentra en lo que obtenemos, sino en lo que damos. Cuando compartimos con los demás, ya sea nuestro tiempo, recursos o amor, experimentamos una satisfacción que va más allá de lo material.
El ejemplo de Cristo
Jesús mismo vivió esta verdad. Él vino al mundo no para ser servido, sino para servir y dar Su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45). Su amor incondicional se manifestó en su entrega total, mostrándonos que el dar es un acto de amor que transforma vidas.
La recompensa divina
Dios promete bendiciones a quienes dan con un corazón sincero. No siempre serán bendiciones materiales, pero sí una paz y gozo que el mundo no puede dar. Además, cuando damos, reflejamos el carácter de Dios y nos convertimos en instrumentos de Su amor en la vida de otros.