Santiago dice que debemos considerar «por sumo gozo» cuando enfrentamos las pruebas (Santiago 1: 2). Continúa explicando: «sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna» (Santiago 1: 3-4).
Del mismo modo, Pedro escribe: «En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo». (1 Pedro 1: 6-7)