En nuestra vida diaria, es fácil distraerse con las preocupaciones y ocupaciones del mundo. Sin embargo, como cristianos, estamos llamados a buscar a Dios en todo momento, no solo en las dificultades, sino también en los momentos de alegría y éxito.
La Biblia nos recuerda en Mateo 6: 33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Este versículo nos enseña que poner a Dios en el centro de nuestras vidas nos guía hacia la paz y la plenitud.
Buscar a Dios siempre significa:
**- Orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5: 17), entregando nuestras cargas y agradeciendo sus bendiciones.
**- Leer y meditar en Su Palabra, para entender Su voluntad y caminar en Su verdad.
– Practicar la obediencia, alineando nuestras decisiones y acciones con Sus enseñanzas.
Al hacerlo, descubrimos que Su presencia nos fortalece y nos da esperanza, incluso en los días más oscuros. Buscar a Dios no es una tarea ocasional, sino un estilo de vida que transforma nuestro corazón y nos acerca a Su propósito eterno.