Judá, la escena para el libro, es devastada por una gran horda de langostas. Esta invasión de langostas destruye todo, los campos de grano, los viñedos, los jardines, y los árboles.
Joel describe simbólicamente a las langostas como la marcha de un ejército humano, y ve todo esto como el juicio divino que viene contra la nación por sus pecados.
El libro se destaca por dos grandes eventos. Uno, es la invasión de langostas, y el otro, el derramamiento del Espíritu.
El cumplimiento inicial de esto es citado por Pedro en Hechos 2, habiendo tenido lugar en Pentecostés.