
Jeremías: Dios nunca te desecha
«Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras» (Jeremías 18: 2). Jeremías observa cómo el alfarero trabaja con el barro, moldeándolo para crear algo hermoso. Sin embargo, si la vasija no queda bien, el alfarero no la desecha, sino que la vuelve a formar.
Este simbolismo nos muestra que Dios tiene el control absoluto de nuestras vidas. Él es quien nos moldea conforme a Su propósito. A veces, nuestras vidas parecen imperfectas o «quebrantadas», pero en las manos de Dios, siempre hay una oportunidad para ser restaurados y renovados.
Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros
Así como el alfarero no trabaja sin una visión clara de lo que quiere crear, Dios tiene un propósito definido para cada uno de nosotros. Él está continuamente trabajando en nuestras vidas, quitando aquello que no le agrada y añadiendo lo necesario para cumplir Su voluntad.
Aunque a veces no entendamos los procesos por los que pasamos, podemos confiar en que Dios está trabajando para nuestro bien (Romanos 8: 28). Somos obras en proceso.
La soberanía de Dios y nuestra respuesta
En los versículos 7-10, Dios deja claro que puede levantar o derribar naciones y personas según Su voluntad, dependiendo de su obediencia o rebeldía.
«En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, derribar y destruir; pero si esos pueblos se convierten de su maldad… Yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles» (Jeremías 18: 7-8).
Este pasaje nos recuerda que aunque Dios es soberano, Él nos da la oportunidad de arrepentirnos y volvernos a Él. Su misericordia es más grande que nuestro pecado, y Su deseo es moldearnos, no destruirnos.
El peligro de endurecerse como el barro seco
Más adelante, en el capítulo, el pueblo de Israel rechaza la advertencia de Dios y decide seguir sus propios caminos. Esta actitud representa el barro que se endurece, volviéndose difícil de moldear.
Dios puede moldear a quienes tienen un corazón dispuesto y humilde, pero si endurecemos nuestro corazón con orgullo o rebeldía, corremos el riesgo de alejarnos de Su voluntad. Es vital mantenernos sensibles a Su guía.
La esperanza de un nuevo comienzo
Aunque el mensaje incluye una advertencia, también está lleno de esperanza. Dios no desecha al barro defectuoso; en lugar de ello, lo transforma. Este es un recordatorio de que, sin importar cuán lejos hayamos caído, siempre hay esperanza en las manos del Alfarero.
Dios nunca se da por vencido con nosotros. Él puede tomar lo roto, lo imperfecto, y convertirlo en algo nuevo y hermoso.