Es natural sentirte cansado. El mismo Jesús, en su humanidad, experimentó cansancio y agotamiento. En Marcos 6: 31, Jesús les dijo a sus discípulos: «Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco». Jesús entiende nuestras limitaciones y nos invita a encontrar descanso en Él.
Confía en la fuerza de Dios
Cuando nuestras fuerzas se agotan, es cuando podemos experimentar de manera más profunda el poder de Dios. Isaías 40: 29-31 nos recuerda: «Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas… pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán». No estamos solos en nuestras luchas; Dios está con nosotros y nos fortalece.
Descansa en la paz de Cristo
Jesús nos invita a encontrar descanso en Él. En Mateo 11: 28-30, dice: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga». Cuando nos sentimos abrumados, podemos acercarnos a Jesús y entregar nuestras cargas a Él.
Recuerda que no estás solo
Dios nunca nos abandona. En Deuteronomio 31: 8, se nos asegura: «Y Jehová es el que va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides». Aunque las circunstancias parezcan difíciles, Dios está a nuestro lado, guiándonos y sosteniéndonos.
Encuentra fuerza en la comunidad
Es importante buscar apoyo en otros creyentes. La comunidad de fe está ahí para alentarnos, orar por nosotros y ayudarnos a llevar nuestras cargas. Gálatas 6: 2 nos anima a «Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo».