Al principio de la historia de Ana, vemos los problemas familiares y los tormentos interiores que la llevan a buscar a Dios en oración. Estaba casada con un hombre llamado Elcana. Sabemos poco de él, excepto que era un hombre comprometido con Dios.
Un miembro de la línea sacerdotal, que llevaba a su familia todos los años a orar y ofrecer sacrificios al Señor en el tabernáculo de Silo (1 Samuel 1:3).